Artrosis ¿Qué es?

La artrosis es una enfermedad degenerativa de las articulaciones y produce el desgaste del cartílago. Esta patología puede a producir incapacidad funcional. Cualquier articulación puede estar afectada pero suele comprometer con mayor frecuencia articulaciones como la rodilla, la cadera, la columna tanto cervical como lumbar, el tobillo, el hombro y la mano. La erosión del cartílago articular es una situación progresiva y así, llega un momento en que los cartílagos pueden llegar a desaparecer y se produce el dolor. Aún sin llegar a esta situación, y a medida que desaparece el cartílago, el hueso reacciona y crece por los lados (osteofitos), produciendo la deformación de la articulación.
¿Por qué aparece? La causa principal de esta patología es la anormalidad de las células que sintetizan los componentes del cartílago, como colágeno (una proteína resistente y fibrosa del tejido conectivo) y proteoglicanos (sustancias que dan elasticidad al cartílago). EL envejecimiento, la sobrecarga, el sobreuso y el sobre peso son factores promotores de la artrosis.
¿Cuáles son los síntomas? El síntoma principal es el dolor. En los estadios iniciales de la enfermedad el dolor está asociado al movimiento y al esfuerzo al que se somete la articulación. En esta fase, el dolor suele mejorar con el reposo. Posteriormente, la progresión del cuadro lleva a un agravamiento del mismo y hará que el dolor aparezca tras el reposo y tras el ejercicio prolongado. Librado el cuadro artrosico a su evolución natural, los periodos dolorosos se van dilatando y haciendo más continuos, hasta que el dolor es casi constante. El reposo provoca que los músculos que rodean la articulación se atrofien. Además, en otros casos, el dolor y las deformaciones de los huesos provocan contracturas musculares.
El deterioro muscular ayuda a que la enfermedad sea más severa, puesto que coarta los movimientos naturales de la articulación y produce más dolor. Otro
síntoma de la enfermedad es la rigidez de la articulación que impide que los movimientos se desarrollen sin dolor.
¿Cómo se hace el diagnóstico? Luego de una entrevista con el paciente y una exploración física articular se suele conseguir una orientación diagnostica bastante acercada. Para confirmar el diagnóstico y determinar cuál es el estadío de la enfermedad, se realizan exámenes complementarios como radiografías u otras técnicas por imágenes más complejas como la tomografía axial computada.
¿Cuáles son los tratamientos convencionales? Existen medicamentos, antiinflamatorios y analgésicos, que pueden ayudar a aliviar los síntomas producidos por la artrosis: tanto el dolor como la rigidez de la articulación. Estos fármacos tienen el inconveniente de que pueden producir problemas gástricos como las úlceras. Por otra parte, los medicamentos encuadrados dentro del rubro, antiartrosicos (el sulfato de glucosamina, el condritin sulfato, acido hialurónico, colágeno hidrolizado, etc.,) pueden, ayudar a enlentecer la progresión de la enfermedad. La rehabilitación de la articulación dañada es otro procedimiento habitual en el tratamiento de la artrosis.
Fisiokinesioterapia y tratamiento con calor local: para aliviar el dolor.
Tratamientos quirúrgicos: la cirugía de reemplazo articulares es otra opción. Sin embargo, como todas las intervenciones quirúrgicas, éstas tampoco están exentas de riesgo. Los problemas principales que pueden aparecer después de una operación son: aflojamiento la prótesis, debido a que ésta no encaja bien, o las infecciones.
Terapias biológicas con plasma rico en plaquetas y células madre Las terapias con células madre es el ultimo avance en medicina regenerativa para el tratamiento de la artrosis. Las células pueden ser obtenidas de la medula osea o del tejido adiposo, procesadas, activadas con factores de crecimiento e infiltradas en la articulación afectada. Con este tipo de procedimientos se logra un 80 % de mejoría, disminución del dolor, mayor movilidad articular, produciendo regeneración del cartílago articular y desinflamación de los tejidos daños. Estas terapias son seguras, efectivas, minimamente invasivas y totalmente ambulatorias.
El uso del plasma rico en plaquetas en este tipo de patologías es ampliamente utilizado desde hace varios años yo, para disminuir el dolor y provocar regeneración articular. Obteniendo excelentes resultados y dejando las terapias con células madre para casos reticentes al PRP o en los que se necesita mayor poder regenerativo. Para la realización del mismo, se extrae sangre al paciente esta es procesada obtiendose el plasma rico en plaquetas será activado e infiltrado en la articulación a tratar. El paciente comienza a notar los beneficios del tratamiento a la semana de realizada la primer sesión, siendo necesarias 3 a 4 sesiones mensuales (una cada mes) para lograr el máximo beneficio.
Dra. Silvina Pastrana Lopez